¿Saben? Creo que a la fecha es raro que no me de tristeza de lo que en lo personal, me tocó vivirlo a los 8 años de edad.
Recuerdo que mi madre #VientoConVestido, me estaba peinando para ir a la escuela, yo tenía en mis brazos a mi hermana la más pequeña, en ese entonces, @fedoracastro, (un año después nació la más pequeña @Lish_Kstro). Mi otra hermana,@gemajones, que en ese entonces tendría unos 6 años, se estaba poniendo los calcetines sentada en la cama frente al vestidor.
Su historia es muy chistosa, ella le tenía mucho miedo a E.T. el extraterrestre. Esa mañana, al encontrarse sóla en la habitación, decidió, como todo niño, "autoasustarse" y pensó: "Ahorita te va a salir E.T. del clóset"... y efectivamente, en ese momento, comenzó el terremoto, las puertas del clóset se abrían y cerraban cual película de terror, inmediátamente llega ella a donde nos encontrábamos, mi madre, mi hermana bebé y yo, con la cara no blanca, ¡Transparente!. Para entonces, mi mamá ya había exclamado agitadamente "¡Está temblando, está temblando!", y yo, inocentemente recuerdo haberle preguntado "¿Qué es eso, mamá?". Y sin contestarme, nos llevó a las tres a su habitación, pues ahí se encontraba mi sacrosanto padre, #TsunamiConBigote y pues seguramente él sabría decirnos que hacer.
Pues, lamento contarles lo que nos pasó, (cabe mencionar que estoy escribiendo con una sonrisa en la cara que está a punto de convertirse en carcajada). Mi padre, se encontraba en el baño. Sí, sentado en el trono #quelellaman. Entonces, al llegar mi madre llena de gritos, él se limitó a contestarle desde el trono: "¡Chingado, déjenme cagar agusto!", posterior a eso, cerró la puerta y nos quedamos las tres (porque la bebé ni se inmutaba de lo que acontecía) viendonos a la cara con una cara de incredulidad mientras la casa se movía como licuadora.
Afortunadamente, en donde vivíamos, la cosa no pasó a mayores. Tanto así, que mi mamá terminó de "alistarnos" y nos llevó a la escuela. Impresionante, porque pese a que pasamos por donde era la Ibero y pudimos ver que pues la escuela ya no existía, aún así, mi madre bien optimista nos llevó a la escuela. Pasamos por otros edificios que parecían de Barbies, todos en pie, pero sólo una pared completa de techo a piso les faltaba, podías ver perfectamente para adentro. Y aun así, nos llevó a la escuela. Obviamente, llegamos a la escuela y ya estaban las maestras afuera, con semblantes espirituados diciéndole a los papás que se habían atrevido a llevar a sus hijos a la escuela, que no habría clases y que no sabían cuándo se reestablecerían las clases.
Ante el éxito no obtenido de #VientoConVestido de llevarnos a la escuela, decidió emprender el camino hacia la casa de mi abuela, #TruenoConChal. Recuerdo que tardamos años en llegar, ella en ese entonces vivía por los Viveros de Coyoacán. Cuando llegamos, la pobrecita estaba hecha un manojo de nervios, viendo la televisión, que para entonces, ya estaba reestablecida la señal. Y apenas nos vio, no podía estructurar una oración. Resulta ser, que los 3 hermanos de mi madre (que todavía no les invento apodo), ya estaban en la calle, y estaba segura que uno de ellos se encontraba en el metro al momento del terremoto. Conforme pasaron las horas, los hermanos fueron "recalando" en el nido, dos de ellos (no el del metro), llegaron asustados, diciendo que acompañarían a unos de sus amigos que tenían familiares en Tlatelolco y que irian a ayudar en lo que pudieran. Después de un buen rato, llegó el que estaba en el metro, mentando madres, pero en buena onda, al modo. Gracias a Dios, todos estaban bien.
Al caer la noche, #VientoConVestido decide que era hora de regresarnos al hogar, y pues bueno, como siempre, ella iba adelante, @gemajones y yo ibamos atrás y yo cargaba en brazos a @fedoracastro (en aquella época no se usaban las sillitas de coche). Recuerdo que estabamos en un alto, justo a un lado de la terminal de camiones del sur. No recuerdo bien la hora, la cosa es que comienza la réplica del temblor, mis ojos se abrieron como platos al ver cómo el asfalto se movía como si fuera agua, haciéndo unas oleadas que nos movían a todos los coches de una manera impresionante, al mismo tiempo, los semáforos y postes que estaban en aquella calle, se movían de un lado a otro, parecía que pegarían en el piso entre una sacudida y otra. Fue algo verdaderamente aterrador.
Pasado el temblor, seguimos el camino a casa. Al llegar a la calle cerrada en donde vivíamos, se encontraban todos los vecinos afuera de sus casas, recuerdo perfecto que mi mejor amiga (que vivía enfrente) abrazaba con fuerza a su Cabagge Patch. Los vecinos se acercaron como hormigas al coche para ver si nuestra familia y nosotros nos encontrábamos bien. Mi madre nos pidió que nos quedáramos en el coche, ella estaba decidida a que no dormiríamos esa noche en casa. Entró a la casa, trajo cobijas, almohadas, agua, pan, etc. Y yo, desesperada, no hacía otra cosa más que pedirle que por favor me trajera también mi muñeca Cabagge Patch, se me hacía que no la volvía a ver NUNCA. Uno de los vecinos valientes, se animó a traerme mi muñeca, recuerdo el gran sentimiento de alivio que sentí al tenerla en mis bracitos.Para no hacerles el cuento aún más largo, por allá de la media noche cuando llegó #TsunamiConBigote a la casa y nos vió en la camioneta, se acercó con cara de incrédulo y preguntó qué hacíamos ahí. Obviamente, #VientoConVestido le hizo saber su parecer. Inmediatamente después, él le contestó un ¡Déjate de chingaderas, métanse a la casa!... Y muy obedientes las cuatro, hicimos lo que "sugirió" el señor de la casa.