Es súper difícil el despertar un día y darte cuenta que no tienes idea de quién eres ni a dónde vas. Sabes que ya te encuentras en las metas que te habías planteado antes, pero ¿y ahora?. Estabas tan ocupado cumpliendo y viviendo todo esto, casi de manera automática. Ahora que estas consciente de esto, ¿qué sigue?. ¡Ay cabrón! Eso sí te viene a sacudir hasta el tuétano.
Es entonces cuando te detienes y analizas, piensas en las cosas buenas y malas que te han sucedido, en las cosas que has cumplido y en las que no. También es sano voltear y ser honesto contigo y analizar cuántos de todos estos ciclos, de estos aprendizajes han sido satisfactoriamente superados, cerrados. Y ¿cuántos de ellos no lo están del todo?
Y es que aveces para poder seguir el curso normal de nuestra vida es necesario quemar etapas, aceptar que somos seres que estamos en constante cambio, aveces evolucionamos, aveces involucionamos, aveces probamos estilos diferentes y aveces simplemente respiramos hondo y comenzamos a vivir nuevamente.
Aceptar un fracaso, asumir una ruptura, dejar ir, entender que no eras tu ni era el o ella, comprender que aunque parezca abrumadoramente triste las cosas han cambiado, que lo que parece algo irreal debido a lo distante que es la situación actual de lo que algún momento fue, es absolutamente real, y es indispensable adaptarse a este nuevo escenario.
Cerrar ciclos es una dinámica de particular complejidad pero a su vez, de extremo beneficio para el renacimiento de una persona renovada en todo ámbito, más fuerte, más madura, más consiente y más sensible.
Ciertamente cerrar ciclos ayuda a sanar.
Y es que es algo así como un desprenderse de la realidad en la se ha estado inmerso, soltar, liberar, dar vuelta la hoja... Comprender que en la vida es necesario quemar etapas para crecer, para volvernos mas fuertes, para hacernos mas humanos, etc..
Pero, ¿cómo hacerlo cuando en el momento en que se siente la necesidad de llevarlo a cabo, muchas veces se esta tan abrumado en el sentir, que no se encuentran los caminos para llegar al objetivo?. Pues bien, lo primero es tener la capacidad de tomar la decisión de hacerlo. Ser consientes de que es hora de empezar de nuevo, y hacerlo por un real convencimiento de la causa, no por los consejos, no por las personas que constantemente nos lo piden, sino por que realmente nosotros consideramos que es el momento de hacerlo.
Lo segundo, es dejar todo lo que se ha vivido hasta entonces en orden, por supuesto dentro de lo que sea posible. Cuando se cierran ciclos no deben quedar amarras sueltas, cosas pendientes, palabras no dichas, sensaciones de poder haber hecho algo más... Si decides cerrar el ciclo, debes asegurarte de estar en paz contigo, lo que no dijiste en su momento no tendrá el mismo impacto hoy, lo que no hiciste aquel día ya no tendrá sentido hoy.
Es indispensable aceptar el pasado para entender y vivir en paz tu presente y futuro. Muchas personas viven guardándose sentimientos, palabras e impulsos, pensando en una ocasión especial para expresarlos sin dimensionar que esta vida es efímera y lo que hoy puede parecer perfecto, el día de mañana puede transformarse en nada.
Acostumbrate a hacer lo que sientes y a vivir de modo tal que si todo acabase mañana puedas decir que lo diste e hiciste todo, sin culpas ni remordimiento. Si no estas tranquilo con lo que hiciste o no hiciste, evalúa si vale la pena hacerlo ahora.
Es imposible alcanzar la tranquilidad necesaria para comenzar de nuevo, cuando sentimos la sensación de que aun tenemos cosas que hacer en este ciclo que consideramos debemos cerrar...
Esa evaluación esta únicamente en tus manos.
Recuerda en todo momento que no porque no haya resultado perdiste tu tiempo, toda experiencia involucra una ganancia, y aunque ahora te parezca imposible hacer un recuento positivo de lo que estas viviendo, tarde o temprano, advertirás que al menos el dolor que estas experimentando te hace día a día mas fuerte. De ahí para adelante, madurez, sinceridad, sensibilidad, intuición, etc... es ganancia neta.
Cerrar ciclos es una transición que permite también ayudar a sostener relaciones en paz, sobre todo si aun hay cariño, pues si bien es cierto no busca retomar la relación desecha, si busca evitar la contribución al daño mutuo en relaciones desgastadas y enfermizas. El tener la capacidad de aceptar que una relación no funcionó por el motivo que haya sido, entender que las culpas siempre son compartidas, y sobretodo, que aveces para sostener una relación no basta solo con amor como lo plantean los cuentos de hadas, permite entender que simplemente ahora no es el momento para que esa relación resulte y que el seguir intentándolo contribuye únicamente a aumentar el daño y el desgaste emocional para ambos.
Superar las emociones encontradas que conlleva el proceso involucra un gran aprendizaje, que si bien es cierto es abrumadoramente difícil sobrellevar en el momento, una vez que se lleva a cabo, nos permite comenzar una nueva etapa más libres y más tranquilos.
Tal vez cerrar ciclos solo redunde en entender y aceptar. Dejar ir es lo primero. Sanar es el siguiente paso. Y no hay recetas.
El primer paso para resolver un problema es reconocerlo, verbalizarlo. Si estamos viviendo algo que nos daña es un problema, y ante eso ¿qué hacemos para resolverlo?: dos opciones. La primera es alejarse sin cerrar el ciclo, evadir; la segunda, y mas productiva y sanadora, aunque no por eso menos difícil, es tomar la decisión de convencernos de que aquello no nos va a dañar más, porque si bien es cierto podemos amar a esa esa persona, también nos amamos y no permitiremos sufrimiento alguno por algo que ya pasó. Decidir hacerlo, con convicción, con las ganas y la necesidad de empezar de nuevo, con el anhelo de volver a subirse a ese mundo que sigue girando mientras nosotros creemos estar inmóviles en su centro, sintiendo, queriendo despertar un día para ver que lo que se esta viviendo no era mas que un mal sueño.
Si he de hacer una invitación entonces es simplemente a intentarlo,
no soy tan ambiciosa como para pedir que empieces de nuevo mañana mismo. Claramente es un proceso y como tal, determina tiempos propios de cada persona.
Es cierto, habrá lágrimas, y un desgaste a ratos abrumador, pero estoy segura que volveras a ser feliz, porque la felicidad no es un estado de ánimo, es una decisión... y es que no puede ser de otra forma, pues a eso vinimos...
Cerrar ciclos, y fluir.
De eso se trata esto...
Es entonces cuando te detienes y analizas, piensas en las cosas buenas y malas que te han sucedido, en las cosas que has cumplido y en las que no. También es sano voltear y ser honesto contigo y analizar cuántos de todos estos ciclos, de estos aprendizajes han sido satisfactoriamente superados, cerrados. Y ¿cuántos de ellos no lo están del todo?
Y es que aveces para poder seguir el curso normal de nuestra vida es necesario quemar etapas, aceptar que somos seres que estamos en constante cambio, aveces evolucionamos, aveces involucionamos, aveces probamos estilos diferentes y aveces simplemente respiramos hondo y comenzamos a vivir nuevamente.
Aceptar un fracaso, asumir una ruptura, dejar ir, entender que no eras tu ni era el o ella, comprender que aunque parezca abrumadoramente triste las cosas han cambiado, que lo que parece algo irreal debido a lo distante que es la situación actual de lo que algún momento fue, es absolutamente real, y es indispensable adaptarse a este nuevo escenario.
Cerrar ciclos es una dinámica de particular complejidad pero a su vez, de extremo beneficio para el renacimiento de una persona renovada en todo ámbito, más fuerte, más madura, más consiente y más sensible.
Ciertamente cerrar ciclos ayuda a sanar.
Y es que es algo así como un desprenderse de la realidad en la se ha estado inmerso, soltar, liberar, dar vuelta la hoja... Comprender que en la vida es necesario quemar etapas para crecer, para volvernos mas fuertes, para hacernos mas humanos, etc..
Pero, ¿cómo hacerlo cuando en el momento en que se siente la necesidad de llevarlo a cabo, muchas veces se esta tan abrumado en el sentir, que no se encuentran los caminos para llegar al objetivo?. Pues bien, lo primero es tener la capacidad de tomar la decisión de hacerlo. Ser consientes de que es hora de empezar de nuevo, y hacerlo por un real convencimiento de la causa, no por los consejos, no por las personas que constantemente nos lo piden, sino por que realmente nosotros consideramos que es el momento de hacerlo.
Lo segundo, es dejar todo lo que se ha vivido hasta entonces en orden, por supuesto dentro de lo que sea posible. Cuando se cierran ciclos no deben quedar amarras sueltas, cosas pendientes, palabras no dichas, sensaciones de poder haber hecho algo más... Si decides cerrar el ciclo, debes asegurarte de estar en paz contigo, lo que no dijiste en su momento no tendrá el mismo impacto hoy, lo que no hiciste aquel día ya no tendrá sentido hoy.
Es indispensable aceptar el pasado para entender y vivir en paz tu presente y futuro. Muchas personas viven guardándose sentimientos, palabras e impulsos, pensando en una ocasión especial para expresarlos sin dimensionar que esta vida es efímera y lo que hoy puede parecer perfecto, el día de mañana puede transformarse en nada.
Acostumbrate a hacer lo que sientes y a vivir de modo tal que si todo acabase mañana puedas decir que lo diste e hiciste todo, sin culpas ni remordimiento. Si no estas tranquilo con lo que hiciste o no hiciste, evalúa si vale la pena hacerlo ahora.
Es imposible alcanzar la tranquilidad necesaria para comenzar de nuevo, cuando sentimos la sensación de que aun tenemos cosas que hacer en este ciclo que consideramos debemos cerrar...
Esa evaluación esta únicamente en tus manos.
Recuerda en todo momento que no porque no haya resultado perdiste tu tiempo, toda experiencia involucra una ganancia, y aunque ahora te parezca imposible hacer un recuento positivo de lo que estas viviendo, tarde o temprano, advertirás que al menos el dolor que estas experimentando te hace día a día mas fuerte. De ahí para adelante, madurez, sinceridad, sensibilidad, intuición, etc... es ganancia neta.
Cerrar ciclos es una transición que permite también ayudar a sostener relaciones en paz, sobre todo si aun hay cariño, pues si bien es cierto no busca retomar la relación desecha, si busca evitar la contribución al daño mutuo en relaciones desgastadas y enfermizas. El tener la capacidad de aceptar que una relación no funcionó por el motivo que haya sido, entender que las culpas siempre son compartidas, y sobretodo, que aveces para sostener una relación no basta solo con amor como lo plantean los cuentos de hadas, permite entender que simplemente ahora no es el momento para que esa relación resulte y que el seguir intentándolo contribuye únicamente a aumentar el daño y el desgaste emocional para ambos.
Superar las emociones encontradas que conlleva el proceso involucra un gran aprendizaje, que si bien es cierto es abrumadoramente difícil sobrellevar en el momento, una vez que se lleva a cabo, nos permite comenzar una nueva etapa más libres y más tranquilos.
Tal vez cerrar ciclos solo redunde en entender y aceptar. Dejar ir es lo primero. Sanar es el siguiente paso. Y no hay recetas.
El primer paso para resolver un problema es reconocerlo, verbalizarlo. Si estamos viviendo algo que nos daña es un problema, y ante eso ¿qué hacemos para resolverlo?: dos opciones. La primera es alejarse sin cerrar el ciclo, evadir; la segunda, y mas productiva y sanadora, aunque no por eso menos difícil, es tomar la decisión de convencernos de que aquello no nos va a dañar más, porque si bien es cierto podemos amar a esa esa persona, también nos amamos y no permitiremos sufrimiento alguno por algo que ya pasó. Decidir hacerlo, con convicción, con las ganas y la necesidad de empezar de nuevo, con el anhelo de volver a subirse a ese mundo que sigue girando mientras nosotros creemos estar inmóviles en su centro, sintiendo, queriendo despertar un día para ver que lo que se esta viviendo no era mas que un mal sueño.
Si he de hacer una invitación entonces es simplemente a intentarlo,
no soy tan ambiciosa como para pedir que empieces de nuevo mañana mismo. Claramente es un proceso y como tal, determina tiempos propios de cada persona.
Es cierto, habrá lágrimas, y un desgaste a ratos abrumador, pero estoy segura que volveras a ser feliz, porque la felicidad no es un estado de ánimo, es una decisión... y es que no puede ser de otra forma, pues a eso vinimos...
Cerrar ciclos, y fluir.
De eso se trata esto...